“Si no puedes vencerlos, únete a ellos, ¿no?”, dice la reconocida frase motivacional. Y eso es lo que está sucediendo en la incipiente industria de la carne cultivada en el laboratorio. La tecnología desarrollada para desplazar la carne y acabar con la matanza de animales ha recibido en los últimos años un apoyo de un frente poco probable: las compañías cárnicas.
Tyson Foods es el segundo procesador y vendedor de carne de res, pollo y cerdo más grande del mundo. Si alguna vez comió una hamburguesa o una nugget de pollo en los Estados Unidos, es probable que ese animal haya sido sacrificado en una planta de procesamiento de Tyson Foods. Sin embargo, este febrero, la compañía anunció que lanzaría su propia línea de productos basados en plantas, fabricando alternativas a los de carne animal.
Desde 2016, la compañía ha realizado inversiones en investigaciones de carne vegetal y cultivada en el laboratorios. El otoño pasado, la empresa procesadora de pollo, pavo y cerdo en los Estados Unidos Perdue Farms anunció que se encontraba estudiando su propia línea de productos basados en plantas. Cargill, otro importante productor de carne, también estuvo entre los inversores en Memphis Meats.
La carne y las leches vegetales, como las hamburguesas vegetales, el pollo falso, la soja y leche de almendras, están creciendo en popularidad y en la cuota de mercado. Mientras tanto, la carne a base de células -a partir de células animales en un laboratorio- aunque probablemente pasen años hasta su disponibilidad en las tiendas, está creciendo también, con estudios que sugieren que los consumidores en los mercados más grandes quieren probarla.
Las tendencias nutricionales del próximo año indican una mayor demanda de proteínas de origen vegetal debido al aumento en el número de personas que reducen su consumo de carne y de aquellos que adoptan una dieta vegetariana o vegana. Según un informe de Innova Market Insights de 2018, el 38% de los consumidores de los Estados Unidos informó consumir comidas sin carnes por lo menos una vez por semana. En Alemania y el Reino Unido, las cifras son aún mayores, 69% y 53% respectivamente.
Esto se debe también a que la proteína de origen vegetal tiene beneficios adicionales para la salud. A diferencia de las proteínas animales, no contienen colesterol y son relativamente bajas en grasas saturadas. Además, proporcionan otros beneficios nutricionales que la proteína animal no proporciona, como los fitonutrientes.
“Si tienes un cartón de leche vegetal a o productos con probióticos agregados considérate parte de la vanguardia. La nutrición evoluciona constantemente y en 2019 veremos que los nutrientes que han sido populares durante algunos años obtienen un nuevo impulso, ya existen nuevas alternativas para reemplazar los productos lácteos”, explicó a Infobae Susan Bowerman, directora de Educación y Capacitación Mundial en Nutrición de Herbalife Nutrition.
Más de 50 mil millones de animales se crían y matan para obtener carne en todo el mundo cada año, casi todos en granjas industriales. La enorme industria tiene importantes consecuencias ambientales y para la salud pública: resistencia a los antibióticos, enfermedades, emisiones de gases de efecto invernadero, desechos animales peligrosos y destrucción del hábitat de la vida silvestre.
La mayoría de la gente odia la forma en la que se trata a los animales en las granjas industriales y se preocupa por las consecuencias ambientales de la agricultura industrial, pero, de todas maneras, sigue deseando la carne. Los beneficios de los productos cárnicos a base de plantas y células podrían ser enormes si pudieran crecer para satisfacer esa demanda.
Según consignó a Infobae la licenciada en Nutrición Delfina Fahey (MP 3438), a nivel nutricional, la carne de corte magro, de una vaca que no ha sido criada por sistema de feedlot, representa una interesante fuente de proteínas, hierro hemínico, vitamina del complejo B, y consumida dentro de las porciones sugeridas es beneficiosa para la salud.
“Sin embargo -advirtió-, un nuevo segmento de la población muestra una tendencia que va en aumento, la de la alimentación vegetariana. Este patrón alimentario aparece en auge, y puede cambiar el modelo de negocio. Se cree que las empresas cárnicas podrían invertir en productos alternativos que sean más eficientes, que disminuyan la deforestación, la emisión de gases de efecto invernadero, el exceso de uso de tierras, agua y desechos animales”.
Si bien las hamburguesas vegetarianas han existido desde hace mucho tiempo, no han tendido a ser muy buenas. Las versiones originales no sabían mucho a hamburguesas tradicionales, ni se cocinaban como ellas. El mercado de las primeras versiones consistía principalmente en personas comprometidas a evitar la carne, ya sea por razones de salud, medioambientales o de bienestar animal.
Ahora, las empresas como Beyond Meat e Impossible Foods no solo se dirigen al mercado vegano con sus productos similares a la carne, sino que buscan hacer alimentos que todos encuentran deliciosos, que son productos de origen animal. Como resultado, su participación en el mercado ha crecido mucho más allá de la participación de los estadounidenses que evitan la carne.
Los productos cárnicos a base de células ofrecen una imagen diferente. La idea es que, cuando se resuelvan los numerosos desafíos técnicos involucrados, serán célula por célula idénticas a la carne de los animales. La única diferencia es que se producirán en una fábrica, sin matar ningún animal. Los defensores esperan que esto les brinde bistecs, tocino y otros productos queridos que no solo “saben a carne”.
Muchas prioridades diferentes motivan a las empresas y organizaciones sin fines de lucro a que trabajan en productos cárnicos basados en plantas y células. Una es reemplazar la agricultura industrial para evitar el sufrimiento de los animales sensibles en las granjas industriales. Otra es proteger el medio ambiente inventando mejores formas de cultivar carne sin los efectos secundarios del uso de la tierra y el cambio climático. También hay preocupaciones sobre la resistencia a los antibióticos y el interés en mejorar la salud pública y reducir el riesgo de infecciones como la E. coli.
Por su parte, algunos activistas de los animales que normalmente deploraban estas compañías han recibido con entusiasmo estas inversiones. Los procesadores y distribuidores de carne tienen una experiencia inestimable en el suministro de productos cárnicos a los consumidores en el tipo de escala con la que las compañías cárnicas basadas en células y en plantas pueden soñar.
En su mayor parte, sin embargo, las compañías alternativas de carne han dado la bienvenida a sus nuevos aliados poco probables. Es un signo más de un movimiento de animales que está en el proceso de descubrir cómo ir a la corriente principal: construir una coalición en torno a todos los problemas con la agricultura industrial y firmar con flexibilidad cualquier asociación que tenga sentido para un futuro sin carne. La industria de la carne ha dejado de considerarlos como competidores hasta cierto punto y comenzó a verlos como un posible futuro.