En 2002, el periodista de investigación Will Potter decidió tomar un descanso de su ritmo regular, y dejar de escribir sobre tiroteos y asesinatos para el Chicago Tribune.
Fue a ayudar a un grupo local que hace campaña contra la experimentación con animales: “Pensé que sería una forma segura de hacer algo positivo”, dice. En lugar de ello, fue detenido, y así empezó viaje actual a un mundo en el que la protesta pacífica se califica como terrorismo.
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